jueves, 20 de mayo de 2010

Tampoco hay cabida para los Educadores Sociales dentro de los centros de privación de libertad...

El último seminario fue impartido por una alumna de 4º de la Conjunta y que este año está realizando ya las prácticas. El año pasado realizó un estudio sobre los centros penitenciarios para una asignatura. El estudio está enmarcado en el Centro Penitenciario de Alhaurín de la Torre (Málaga).

Nos contó algunos datos sobre el Centro, como el número de internos y de profesionales que trabajan en él:

- Nº total de internos: 2.082 (121 mujeres),

- Nº total de Trabajadores sociales: 10 + 1 coordinador (esta figura se creó hace poco tiempo),

- Nº total de Educadores Sociales: 16 (cada educador tiene a su cargo entre 140 y 150 internos, cuando lo legislado es 50 por persona, y ya son demasiados).

De los 16 educadores existentes creo recordar que ninguno de ellos habían cursado la Diplomatura de Educación Social, sino que tenían el título de “educador en prisiones”, un curso que se imparte en Madrid en cuatro meses. Una vergüenza…

Las funciones que realizan cada uno de nuestros perfiles son:

- Trabajador social: entrevistas, tramitación de gestiones, orientación, trabajos burocráticos, facilitación de información, atención de internos, contacto con familia a través de instancias, etc.

- Educador Social: entrevistas, observación y contacto directo con internos, orientación, dinamización, clasificación por módulos, etc.

Los principales problemas con los que se encuentran a la hora de trabajar con las personas reclusas son la falta de motivación de los internos y la deficiencia en las intervenciones con ellos y sus familiares. Parece que dentro de prisión sólo se mira la falta de motivación de los internos, pero no sus potencialidades y necesidades. Sí, son personas que han tenido conductas disociales y que han causado daño a la sociedad, pero no se les puede tener encerrados como monos sin ninguna fe en ellos y su inclusión en, al menos, parte de la sociedad. Por esta creencia negativa hacia el colectivo no se crean nuevos y mejores recursos en los contextos de privación de libertad, quedando obsoletos y en su mayoría inútiles.

Este es uno de los colectivos en el que veo la inserción de la figura del Educador/a Social más clara, eso sí, no puede ser un educador cualquiera… sino uno con vocación, fe y paciencia para trabajar con estas personas tan desadaptadas. Nosotros podríamos realizar un montón de funciones que mejorarían la vida en las prisiones, pero ¿si es tan obvio, porqué no se contratan a buenos profesionales? ¿Merece más la pena la no reeducación y el castigo? Parece que sí…

Algunas de las funciones que podrían cumplir los educadores sociales son:

- Atención individualizada,

- Trabajo con grupos,

- Trabajo con las familias,

- Fortalecimiento de las redes de apoyo,

- Seguimiento fuera de prisión,

- Diseño, planificación y evaluación de recursos y actividades,

- Coordinación con el resto de profesionales,

- Creación de espacios de ocio,

- Enseñanza de habilidades sociales,

- Elaboración de informes sociales, educativos, entrevistas, etc.

El seminario en sí no fue muy de mi agrado porque se centraron mucho en quejarse por la falta de nuestra figura en dicho ámbito, en vez de explicarnos cómo funcionan los centros penitenciarios y qué tipos de intervención se establecen con los reclusos. Aún así este tema siempre me ha llamado mucho la atención, aunque me echa bastante para atrás la falta de fe en la reinserción, o al menos en la reinclusión de las personas en los diferentes ámbitos de la vida.






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