viernes, 11 de junio de 2010

Yo también tengo matices racistas...

A lo largo del cuatrimestre hemos estado hablando de los diferentes colectivos inmigrantes más vistosos (MINAs, saharauis, no regulados, refugiados, etc.) y sigo dándome cuenta de dos ideas principalmente: España es un país cuya cultura enguye mediante el proceso de asimilacionismo a las minorías étnicas que vienen aquí; y que yo, aunque tolero ese movimiento migratorio, sigo sintiéndome extraña (no en el sentido negativo de la palabra) cuando veo pasar por mi lado a personas diversas a "nosotros". Ahí está el problema, esta sociedad no sabe distinguir entre "diversidad, diferencia y desigualdad". Todas las sociedades son diversas y heterogéneas, pero el problema viene cuando las personas ven a esas personas diversas como diferentes (percepción subjetiva), e incluyen a este término prejuicios, estigmatización y estereotipos. Cuando las diversas étnias se ven como diferentes y se clasifican y estratifican aparece la desigualdad, unos arriba y otros abajo, unos mejores y otros peores, unos pocos ricos y una mayoría pobres...

Una de las dinámicas que más me llamó la atención en una de las exposiciones fue en la que teníamos que escribirle una carta a una persona inmigrante explicándole porqué no debía venir a España. Mi carta fue la siguiente:

Jonh, te conozco de verte, saludarte, darte la mano, y charlar un rato todos los días contigo en el semáforo en el que estás día tras día intentando vender una ristra de paquetes de pañuelos. Cada vez que te veo me estremezco porque sé que vas a estar tres años vagabundeando en un limbo de irregularidad en el que nadie puede, o no quiere, entrometerse. No tienes ningún apoyo institucional ni social, ¿no sería mejor que volvieras a casa con tu familia e intentaras vivir lo mejor posible allí? Seguro que estarías mejor que aquí...

Y la contestación que yo ilusamente imaginé que podría darme es:

Irene, vine a España engañado por los medios de comunicación y gasté todos los ahorros de mi familia en pagarle a la mafia que me dejó viajar en su patera. Cuando llegué a España me di cuenta de que no es lo que me esperaba ni mucho menos, pero no puedo volver hasta que no consiga reunir todo lo que le quité a mi familia para venir aquí, más lo que cuesta el viaje de vuelta. Soy un fracasado para ellos... aún así estoy aprendiendo español y a vivir en la jungla, después de esta vivencia no va a ver quien pueda conmigo!


Esta imagen la encontré el otro día en el blog de un buen amigo, pero la reflexión que él hizo al respecto fue totalmente diferente a la que yo realicé nada más verla. A la derecha de la escala de colores pone el nombre de los aquellos más comunes que estamos acostumbrados a ver y utilizar, pero lo que llama la atención es la diversidad de tonos y matices (a la izquierda) que cada color normalizado engloba. Lo mismo nos pasa a nosotros con las tipologías de personas, sólo vemos negros, chinos, gordos, feos, mendigos, gitanos, putas, delincuentes, subnormales, etc... pero no la rica diversidad y características personales que encierran cada uno de ellos, y lo más importante, que da igual las caracterísiticas físicas o culturales de cada uno de nosotros... Quién se ha preocupado en preguntarle a John: ¿Eres feliz? Siento si a alguien le incomoda mi ademán hirónico, pero es lo que pienso realmente. Pero lo que más me molesta es que yo no diferencio del resto de la sociedad, limitándome, por ejemplo, a hablar lo mínimo con él porque yo no sé inglés... ni él español...


Aquí os presento una imagen ficticia y bastante idílica sobre en qué se convertiría España si apostara por políticas integradoras y por un modelo multicultural (por ahora ni se me ocurre pensar en un modelo intercultural). Por desgracia los adultos estamos socializados en una cultura bastante unidireccional, pero las nuevas generaciones están teniendo la suerte de criarse en una sociedad cada vez más pluricultural, y de eso tienen gran culpa las instituciones educativas, en las que los niños y adolescentes conviven y crecen con personas de las más diversas características y culturas. Me encantaría ser Educadora Social en un centro educativo y poder seguir normalizando estas situaciones que ahora muchos vemos como utópicas y, muchas veces, negativas. Este es el futuro que le espera a nuestro mundo globalizado, ¿o acaso la T/tierra no es de todos?

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