jueves, 15 de octubre de 2009

Me dejaron pelón...

El corto de Pixar nos muestra la realidad de un borrego que vive plenamente feliz en contacto permanente con su hábitat y sus vecinos, además de ser un animal con dotes de liderazgo por su alegría e imagen física. Un buen día de Mayo lo sacaron de su contexto y lo esquilaron. Cuando lo devuelven al barrio todos sus vecinos se ríen de él porque su aspecto ha cambiado, por lo tanto el borrego deja de bailar y de ser feliz, escondiéndose… Otro buen día llegó al barrio un “conejílope” que vio a nuestro borrego solo y pelón, se acercó a él, lo escuchó, lo animó y le enseñó y ayudó a aceptarse con su nueva imagen, así como a darle pautas y herramientas para que pudiese saltar de nuevo felizmente. Así es como año tras año, mayo tras mayo, nuestro borrego consigue adaptarse a la realidad que le toca vivir sin que ello suponga una desestructuración de su placentera vida.
Analizando el corto se pueden entresacar varios aspectos principales:


- El hecho de que el animal elegido como protagonista sea un borrego no parece que sea casualidad, sino reflejo de la sociedad en la que vivimos, la mayoría de los ciudadanos nos movemos como borregos detrás de lo que está de moda o lo hegemónicamente correcto, sin voz ni voto de lo que para nosotros estaría bien o mal. Si nuestras pautas de comportamiento se salen de esos estereotipos marcados nos convertimos automáticamente en unos desviados sociales de los que la sociedad tiene derecho a mofarse. Pero el problema no está en las situaciones en las que las personas eligen ser unos “desviados sociales voluntariamente”, como puede ser el caso de un hippie, un misionero o un activista de Greenpeace, sino cuando a un individuo o colectivo se les marca con la etiqueta de la desadaptación social por circunstancias (casi) o totalmente involuntarias, como el borrego… personas con discapacidad, exreclusos, personas sin hogar, etnias minoritarias, menores en desamparo, enfermos y mayores solitarios, etc.


- El “conejílope” es también un personaje clave en la historia. Yo lo relacionaría con la figura de los profesionales de lo social, aparece en el momento adecuado (salvando las distancias de la realidad), e intenta armar de herramientas y habilidades sociales al borrego (individuos o comunidades en situación o riego de desadaptación social) para que pueda volver a integrarse en un contexto determinado y volver a ser feliz con las circunstancias concretas que nos toca vivir a cada una de nosotros.


- Pero, ¿por qué el borrego lloraba y se avergonzaba de su nueva imagen? ¡Exacto: sus vecinos! Los profesionales de lo social a veces nos obcecamos en cambiar al individuo para que pueda volver a insertarse felizmente en la sociedad, pero ¿la sociedad supuestamente normalizada no debe entonces cambiar? ¿la sociedad no tiene culpa de que unos pobrecitos descarriados se salgan de las pautas correctas marcadas? Con este tono irónico quiero incidir en la necesidad de una intervención dual y holística, lo que nosotros llamamos una intervención integral, es decir, procurando el cambio no sólo en los individuos desadaptados socialmente, sino también en el contexto en los que se desarrollan dichos individuos y comunidades.

1 comentario: